Yoon Hee, princesa heredera de Joseon, despertó esa mañana cansada y aturdida, había tenido ese inquietante sueño de nuevo en el que se veía a sí misma disparando una flecha, sin llegar a descubrir a quién iba dirigida. Todo era caos, una lucha sin tregua, donde las espadas centelleaban a la luz de la luna rodeando el palacio de Hanyang con una extraña luz...